Trinitarios, San Blas, Santa Eulalia en la prensa de los años 20


Los tradicionales rollicos de San Blas
Y como cada año, en un abrir y cerrar de ojos, la plaza de Santa Eulalia vuelve a revestirse de fiesta para honrar a sus devotos patrones San Blas y la Virgen de la Candelaria. Churros con chocolate, dátiles y algodones de azúcar, estampicas y rollos bendecidos, candelas con mimosa, San José y sus palomicas... Todo está cumplido. Pronunciado el pregón el Barrio de Santa Eulalia se sumerje en una semana de Fiestas y cultos, tradición y fe. 

De nuevo nuestro colaborador, Alejandro Romero, nos trae un interesante artículo a cerca de estas populares fiestas. Una publicación que también podemos ver en la revista de las fiestas y que, gustosamente, Alejandro ha cedido a Sentir Cofrade. 



Para estas fiestas hay numerosas actividades y novedades como es esta simpática figura réplica del Santo. Se trata de una exclusiva figura realizada para Murcia por la artesana Celia Calderón y que estará a la venta en la Parroquia por tan sólo 1,50€. Acompañando a este artículo podremos ver unas fotografías de las benditas imágenes, tal cual se disponen a recibir culto para estas fiestas.


PINCHE EN LA FOTO PARA VER EL PROGRAMA DE FIESTAS
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Los Trinitarios, San Blas, Santa Eulalia… 
“rebuscos” en la prensa de 1920


Nuestras Fiestas de San Blas y la historia rica de nuestro Barrio de Santa Eulalia han suscitado siempre mucho interés por parte de los investigadores. Prueba de ello son la serie de cuatro artículos continuados que publicó La Verdad en 1920 con motivo de nuestras seculares Fiestas. Aparecieron del 3 al 6 de Febrero de dicho año, escritos por José María Ibáñez bajo el título de “Rebuscos: la Trinidad” y son un auténtico tesoro para los que amamos nuestro Barrio de Santa Eulalia. Presento aquí una pequeña síntesis de sus notas más destacadas, empezando por las referencias más directas a las Fiestas de San Blas y la Candelaria, en las que queda más que patente que lo que hoy seguimos celebrando se ha festejado durante siglos prácticamente de la misma manera:

“La Fiesta de San Blas, con su tradicional feria popular de naranjas, limas y sabrosa cascaruja, en la Plaza de Santa Eulalia, nos recuerda la fundación de su antiquísima Ermita, junto a la cual trasladáronse los religiosos Trinitarios hacia la primera veintena del Siglo XVII”.

“Eligieron a San Blas por Titular del nuevo templo; en su Víspera y Fiesta distribuíanse cordones y rosquetes benditos, y si para las madres fue ocasión de cumplir una oferta, para los niños lo fue de regocijo y gusto al engalanarles con el vistoso cordón que adornó con madroños y borlas de seda la ingeniosa industria popular. Tuvo siempre la Fiesta un carácter tradicional de romería y feria: religiosa, en el templo, popular en la calle o Plaza de la Trinidad, hasta 1835, en que la revolución extinguió las comunidades monásticas. Desde el siguiente año la Fiesta se trasladó a la Plaza e Iglesia de Santa Eulalia, a cuyo templo parroquial se llevó la imagen de San Blas…”



Importancia artística y cultural del Monasterio de San Blas

El Monasterio de Padres Trinitarios de San Blas (situado donde hoy están el Colegio “Andrés Baquero” y el Museo de Bellas Artes) no fue sólo un importante polo de atracción devocional, sino también artística y educativo-cultural. En la parte artística destacó sobremanera por los frescos que en su altar mayor y crucero realizó el gran pintor murciano Nicolás Villacis en 1658. En ellos, además de sabias arquitecturas fingidas o trampantojos, retrató a diversos personajes importantes del momento (incluido él mismo) y pintó diversas escenas de la vida de San Blas. Dichos frescos fueron conocidos por el gran tratadista y pintor del siglo XVIII Antonio Palomino, quien habló de ellos en su universal tratado “Museo pictórico y escala óptica” (publicado en 1724), consiguiendo así que la obra de Villacis se conociera fuera de nuestras fronteras. Las escenas de San Blas que aparecían eran las siguientes: San Blas predicando a los animales; San Blas poniendo la mano en la garganta de un niño sostenido por su madre; San Blas aprisionado por un cepo, y San Blas caminando sobre las aguas a vista del pueblo. Parte de dichos frescos fueron trasladados al lienzo por Juan Albacete y Joaquín Rubio antes de la Desamortización de Mendizábal (1835), pero quedando muy desmembrados. El propio Albacete los donó al nuevo Museo de Bellas Artes, donde parte de los mismos siguen expuestos.

En cuanto a la importancia docente y cultural, ya se sabe que la cultura nació y se forjó durante siglos en los monasterios. Así, el de San Blas de Murcia, regentado por los Padres Trinitarios, contó desde 1618 hasta su desaparición en 1835 con un importante Colegio fundado por el Deán de la Catedral D. Luis Pacheco Arróniz, quien además instituyó en dicho Colegio dos cátedras de Teología. José María Ibáñez, autor de estos artículos periodísticos que estamos analizando, insistía repetidamente en que Murcia nunca ha sido justa y agradecida con el Deán Pacheco, quien fue una piedra angular para el crecimiento cultural de la Capital gracias al Colegio del Señor San Blas. El propio Ibáñez habla así del Deán: “Don Luis Pacheco de Arróniz, opulento, magnífico, piadosísimo… fue uno de aquellos varones que “pasaron por la tierra haciendo el bien”…”. Los vienes de esta institución educativa no se vendieron con la Desamortización, sino que se englobaron en la dotación para la creación del primer Instituto público en 1837 (más adelante Universidad de Murcia). Con los sobrantes de esos riquísimos bienes colegiales y patrimoniales del Monasterio de Trinitarios de San Blas, aun dio para crear y levantar las Escuelas Graduadas (hoy Colegio “Andrés Baquero”) y el Museo de Bellas Artes de Murcia.



La vida devocional del Monasterio de San Blas

En el último artículo de esta serie dedicada al Monasterio de Trinitarios, Ibáñez hace mención a las numerosas imágenes y respectivas cofradías que tenían culto en su iglesia. Entre ellas se podría destacar (por ser las más relacionadas con nuestra historia actual en Santa Eulalia): la Virgen de la Cabeza y Dulce Nombre, que tenía una importantísima Cofradía y cuya imagen ya procesionaba en 1920 como “Candelaria” (en palabras del propio Ibáñez), llegando a conocerse en la actualidad únicamente como “Virgen de la Candelaria”, debido a la desaparición de la antigua Cofradía mencionada. También tenía gran devoción el Cristo Resucitado, cuya Archicofradía fue fundada en los Trinitarios por el Gremio de Escribanos de Murcia en 1610, y que procesionaban cada “Sábado de Gloria” por la noche.

Pero sin duda alguna, el gran protagonista de la devoción de este Monasterio siempre fue San Blas, como queda demostrado en esta transcripción:

“Antes de cumplir su encargo (desamortizar el Monasterio) varios vecinos del Puente de Tocinos recurrieron al Jefe Político en súplica de que no se cerrara la Iglesia de los Trinitarios, tanto por la comodidad que ofrecía para cumplir en ella el precepto dominical (aun no existía la Parroquia del Rosario de dicha pedanía) cuanto por que no se extinguiese el tradicional culto de San Blas”.

El Ayuntamiento hizo caso omiso a dicha súplica, aduciendo que podían ir a misa a la capilla del cercano Cementerio de la Puerta de Orihuela y que a San Blas se le seguiría venerando en la Parroquia de Santa Eulalia.

Y como vemos en nuestros días, 626 años después del Voto de Acción de Gracias a San Blas por librar a Murcia de una mortal epidemia de anginas, el pueblo devoto y religioso de nuestra ciudad y huerta sigue acercándose a venerar al Santo Obispo y Mártir.


 Alejandro Romero Cabrera, Licenciado en Historia del Arte
y miembro de la Comisión de Fiestas de San Blas y la Candelaria

San José, obra de Gregorio Molera





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